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Si el tiempo se restableciera. .y fueras devuelto. Qué diferencia habría? Bueno, eso es todo. Así que. .eso es todo. No sé si esto es toda una prueba, o. .no sé, no puedo cambiarlo. Pero el mundo podría terminar mañana, pero. maldición. Sabes qué. qué más es nuevo, verdad? Ya todo ha sucedido. Se ha encontrado un satélite, el código ha sido descifrado. Mensaje descifrado. Terminó antes de que comenzara. Entonces tal vez tu, no puedes cambiar. .cómo termina pero. .tu puedes cambiar cómo llegas ahí. Y otra cosa: Adviértele. Miéntele. Perdona a la verdad, para que ella pueda. .pueda vivir en paz. Y luego olvida. Olvida este mensaje. Olvida lo que va a pasar. Olvida lo que es. .lo que ya sucedió. Solo. .solo olvida todo. Y vive. Una del editor que le alababa, pero añadía que semejante obra ya no podía publicarse. La otra era de una mujer, probablemente su esposa. Le decía que no la esperara, que su vida juntos había acabado. Entonces recordó que Paul le había dado unas cartas para Weidel Seguían en su bolsillo. Una era del Consulado mexicano de Marsella confirmando que el Sr. Weidel podía ir a vivir a México. Tenían un visado y dinero para él. La segunda era de su esposa. Quería verle de nuevo. Le decía que no la hiciera esperar. Debía ir enseguida a Marsella, le esperaba. La carta era confusa. Pero la letra era ordenada, no, ordenada no. Inmaculada. VEN ENSEGUIDA, AMOR MÍO. EMPECEMOS UNA NUEVA VIDA EN MÉXICO. MARIE Heinz. Heinz. Heinz. Déjenme! Déjenme! Ve a ver allí, está abierto! Vaya peste. Está muerto. Suéltalo. Cojo sus cosas. Sí. Llegó a Marsella al día siguiente. Cielos azules, palmeras al viento. Hacía frío, soplaba el mistral. Estaba cansado. Nadie te veía. Quizá fuera lo peor. Es verdad, miraban tu cara cansada y sucia, tu ropa vieja, pero lo terrible es que nadie te veía, no existías en su mundo. Le tocó el hombro y él se volvió. Entonces la vio. Le miró. Sacudió la cabeza y se alejó a toda prisa. Observó cómo se iba. Su elegante abrigo negro, sus bonitos zapatos. Su paso cansado. Ella volvió a girarse hacia él, le miró y siguió andando. Entonces oyó una sirena de policía, y otra, era una redada. Decidió escapar. Podría hacer de portero? Qué hora es? Las , más o menos. No deberías estar en el colegio? No. Es domingo. Jugamos? Hace mucho que no juego. Solo de portero. Solo de portero? Sabes lo que dices? Eres alemán? Se nota? No, pero les gustan los porteros. No sé si les encantan. Pero se les da bien. Es verdad. Se te da bien? Sí. Pero muy bien? Sí. Se me da muy bien. A ver. Le falta aire. Por qué? Por qué qué? Por qué no ha entrado? Por la pierna de apoyo. Dices por dónde vas a tirar. “Scheisse.” Hablas alemán? , centro, Borussia Dortmund. Ya está? Y un par de cosas más. Debo hablar con tu mamá. Me llamo Georg, soy amigo de su marido. Viajamos juntos hacia aquí. Le hirieron en la pierna, se infectó. Ha muerto. Buscó un hotel, un sitio tranquilo donde pasar desapercibido. Todos estaban llenos. En el séptimo hotel, a pesar del cartel de completo, había una habitación libre. Una semana por adelantado. Una semana? Si hay una redada, acabaré con las manos vacíos. No tiene permiso de residencia. No me quedaré mucho. Ya, pero debe demostrarlo. Cómo? Vaya a la prefectura. Les enseña el visado y el billete de barco. Por lo tanto, solo puedo quedarme aquí si demuestro que no quiero quedarme. Cuánto es? Sabía que la mujer le vendería. Mañana, incluso hoy. Estaba agotado, ya no le importaba. El precio de la habitación que la mujer apuntó era obsceno. Le dio todo lo que tenía. Vio a los otros en el lobby, tímidos y ansiosos por contarle a él, el recién llegado, sus historias y qué país permitía estar en tránsito o daba visados. Luego, en la habitación, pensó en el escritor. Volvió a coger el último manuscrito, pero ya no le sedujo. Se moría de hambre y el cigarrillo sabía a rayos. Se tumbó en la cama e intentó dormir el hambre. Mañana llevaría lo del escritor al Consulado. Quizá le dieran una recompensa y podría comer algo. Y luego. Algo saldría. El hambre era indecible.
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